Así como lo expresó Karl Maria Von Weber a principios del siglo XIX: “la música es un lenguaje universal”.
Utilizando esta frase como premisa, en este artículo vamos a hacer hincapié en la capacidad comunicativa que la música posee de manera intrínseca e inherente a su misma esencia. Este mismo principio puede ser explotado de muy diversas formas, y así ha sido a lo largo de la historia.
En este caso vamos a centrarnos en la capacidad comunicativa y expresiva de la música para trabajar con personas con plurideficiencias o basales, las cuales van a experimentar graves problemas en diversos campos del desarrollo y, entre ellos, la comunicación, tanto con iguales como con el entorno.
A lo largo de este artículo vamos a tratar de explorar cómo puede ser utilizada la música como una herramienta de comunicación que abre un inmenso campo de posibilidades en el trabajo con estas personas, así como un acercamiento al mundo de la estimulación basal y de la música como lenguaje.
Índice de contenidos
Estimulación basal
El concepto de estimulación basal hace referencia a personas gravemente discapacitadas, y surge como un principio de estimulación global enfocado a las mismas.
Es elaborado desde los años 70 por el profesor A. Fröhlich con la intención de defender el principio de educación básico para todo ser humano. Su principal objetivo es lograr una estructuración del “yo” y la conciencia corporal, es decir, lograr que estas personas puedan conocer el medio y así mismas, y, a partir de aquí, facilitar la apertura hacia su entorno social y material.
Como sabemos, todas las personas nos relacionamos con todo lo que nos rodea a través de nuestros sentidos, que nos hacen percibir e interpretar la realidad de una manera única y particular. En estimulación basal se hace referencia a tres áreas del desarrollo, las cuales se relacionan con el medio y a partir de las cuales se estructura el trabajo comunicativo.
Estas áreas son:
Área somática: la cual toma como órgano perceptivo la piel, la musculatura y las articulaciones.
Área vestibular: donde se experimenta la gravitación, el movimiento y el equilibrio como estímulos comunicativos.
Área vibrátil: en la cual la vibración tanto externa como interna es tomada como punto de partida para la actividad comunicativa.
Es importante destacar que la estimulación basal no busca en ningún caso la “transformación” del compañero, si no una vía de comunicación que mejore la relación entre los individuos, partiendo de los hándicaps individuales de cada persona. ¡Es una manera de que tod@s hablemos el mismo idioma!
Música como herramienta de comunicación
Al contemplarse como un lenguaje universal, y estudiarse más allá de su espíritu inherentemente artístico, podemos utilizar la música como una valiosísima herramienta de comunicación.
Desde el punto de vista artístico, la función comunicativa de la música es más que evidente, estando la misma supeditada tanto a las intenciones de las compositoras o intérpretes, como a la sugestión o interpretación de las oyentes.
¿Te has preguntado alguna vez qué sientes al escuchar una pieza de música, y si es lo mismo que la compositora quería hacerte sentir? ¿O es lo mismo que estaba sintiendo el artista?
Frecuentemente, esta intención comunicativa atañe más al campo de las sensaciones y al campo emocional a través de ideas abstractas, que a un lenguaje concreto y con una función meramente informativa.
Si hacemos referencia aquí a la música como una herramienta de comunicación, no es tan destacable esta función subjetiva de generar emociones como tal, si no utilizarla, a través de esta subjetividad que inherentemente posee, como un canal; una vía a través de la cual hacer llegar, entender o interiorizar ciertos aspectos de la realidad a un individuo.
Música y estimulación basal
Cuando trabajamos con personas plurideficientes vamos a encontrarnos con tantas maneras diferentes de comunicación como tantas personas con las que trabajemos. Debemos recordar que siempre van a presentar una intención comunicativa, que puede ser más o menos clara, y es ahí donde comienza nuestra labor; identificando esos modos de comunicación y adaptándonos a ellos para hacerlos lo más pragmáticos posible.
Para entenderlo, vamos a pensar en la música como un “traductor de ideas”. Imaginemos que nuestro interlocutor habla un idioma diferente, y que vamos a utilizar la música como una herramienta de traducción de nuestras ideas, para que le pueda llegar en su idioma a la otra persona.
A través de la música podemos establecer diferentes modos de comunicación, que partan siempre de las posibilidades de la persona y que se adapten a ella. El acto comunicativo va a ser siempre bidireccional; esto quiere decir que, al igual que la persona con la que trabajemos va a mostrar una intención comunicativa hacia nosotros o hacia el exterior, nosotros hemos también de responder a esa intención y devolverle un mensaje.
La idea no es que la persona realice un “monólogo”, sino que se establezca un diálogo entre todos los implicados. Por supuesto, esta comunicación va a ser subjetiva y va a estar supeditada a la intencionalidad mostrada por el niño y a sus características e idiosincrasia personal, la cual debemos conocer y a la cual debemos adaptar la respuesta.
Cuando trabajamos a través de la música, ésta nos sirve como un canal, un medio a través del cual establecer una comunicación con la otra persona. Al ser flexible, nos permite crear un lenguaje que ambos individuos compartan, que entiendan y que puedan utilizar para comunicarse, no solo entre personas si no también con el medio.
Por ejemplo, a través de la música y basándonos en el principio modulante de ritmo, podemos hacer a la persona con plurideficiencia consciente de su propio ritmo cardiaco, simplemente traduciendo el pulso de sus latidos en un ostinato con instrumentos de pequeña percusión (pandero, claves…) o incluso realizando percusiones en su cuerpo. De esta manera, la persona puede integrar una realidad de su propio cuerpo a través de elementos externos musicales. No es muy diferente a lo que ocurre cuando entramos en una discoteca y sentimos la fuerza de los graves y del bombo golpeando nuestro pecho, ¿qué sentimos?
Otro ejemplo sería, al contrario, interiorizar un ritmo externo de una música a través de realizar ostinatos de pulso con percusión corporal en su propio cuerpo. De esta manera estamos traduciendo información y estímulos externos a percusiones “internas”.
Como vemos con estos ejemplos, al utilizar la música en estimulación basal, no solo estamos estableciendo un lenguaje y un modo alternativo de comunicación entre individuos, si no ayudando a entender el mundo y a integrar los estímulos externos a estas personas basales o plurideficientes.
La capacidad de la música como canal o vía de comunicación es enorme. A través de este artículo se pretende establecer un comienzo, una apertura para todas aquellas personas interesadas en este campo para indagar, explorar y explotar los inmensos recursos que la música y el sonido nos ofrece en el trabajo con personas con plurideficiencia.
AUTOR:
SERGIO ORTEGA
Titulado Superior en Percusión y Diplomado en Magisterio musical, especializado en personas con diversidad funcional. Profesor de música en CPEE Vicente Ferrer (Madrid)
¡Comparte en redes!