¿Te gustaría saber cómo hacer un dictado musical?
Hoy vamos a abrir una nueva categoría en el blog de EOM: la educación auditiva.
Con los artículos que aborden el tema vas a poder reconocer de oído una melodía y poder transcribirla correctamente en una partitura.
En este artículo voy a darte una serie de consejos para realizar tu primera transcripción de una melodía y algunos consejos básicos para entrenar tu oído.
¡Venga que nos vamos!
Nota: Lo más recomendable es dominar:
- Notas: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si
- Escalas: Do Mayor
- Compases: 2/4, 4/4
- Intervalos: 2ª Mayor, 2ª menor
- Figuras: Blanca, negra, corchea
Índice de contenidos
Reconocer la primera nota, la última y la clave
La melodía que vamos a ver en el artículo es una versión simplificada del comienzo del «Himno a la Alegría», de Ludwig van Beethoven (en realidad es el 4º movimiento de su 9ª sinfonía)
Te la presento:
Lo primero que vamos a intentar es reconocer la primera y última nota de la melodía, ya que suelen darnos mucha información sobre la tonalidad y escala en las que se sitúa la melodía.
Para reconocer la primera nota de una melodía existen diversos métodos.
Uno de los más eficaces es emplear un diapasón (que nos dará la nota La=440 Hz) y a partir de ahí reconocer el intervalo que se forma con la primera nota de la melodía.
En otras ocasiones, cuando se realizan dictados musicales, es normal que al principio se establezca una nota de referencia, sonando antes que el propio dictado (normalmente la misma nota, La=440 Hz, en un piano).
En el siguiente audio incluyo la nota «La» antes del comienzo del dictado:
Por tanto, es importante que aprendas a reconocer las distancias entre cualquier nota con respecto a la nota La. Cuando yo realizaba estos dictados, intentaba «retener» en mi mente cómo sonaba la primera nota de la melodía y me olvidaba del resto. Después empleaba el diapasón e intentaba reconocer la diferencia de altura entre los dos sonidos (el intervalo armónico).
Otro método podría ser, a partir de la nota La, cantar mentalmente una escala hasta llegar a la nota del dictado. Por ejemplo, imagina que la 1ª nota que suena es un Mi (por debajo del La 440 Hz). Desde el La del diapasón, iríamos bajando hasta reconocer la nota: LA – Sol – Fa – MI.
El problema de este método es que se complica si la nota está alterada o no pertenece a la escala que estamos utilizando, pero si aprendes a distinguir semitono a semitono las 12 notas podrás saber de qué nota se trata (si localizas que está entre La y Si, será La# o Si bemol, según la tonalidad en la que esté la melodía).
Una última posibilidad es tener oído absoluto y detectar directamente las notas que están sonando. Si eres una de esas personas (una de cada 10.000), ¡enhorabuena! Y olvida todo lo que he dicho hasta ahora 😀
Cuando sabemos la primera nota y hemos escuchado el perfil melódico, podemos establecer la clave que mejor encaje (normalmente Sol en 2ª si la melodía es aguda, o Fa en 4ª si es grave).
También podemos establecer la clave sabiendo qué instrumento está ejecutando la melodía, ya que suelen emplear siempre la misma (con algunas excepciones si la melodía está en registros muy extremos).
En nuestro caso, la melodía comienza en la nota MI y termina en la nota DO.
Descubrir la escala y tonalidad
Normalmente una melodía escrita en una determinada escala lleva asociada una armonía implícita, aunque no esté sonando.
Por eso en éste artículo me refiero a la escala (melodía) o tonalidad (armonía implícita) indistintamente.
Además se suele empezar, y sobre todo terminar, con la nota que da nombre a la escala y tonalidad (la tónica). O bien con su 3ª (y menos frecuentemente con su 5ª).
¿Por qué ocurre esto?
En una tonalidad determinada el grado más importante es el I grado (tónica). Dicho grado está formado por la nota fundamental, la 3ª y la 5ª.
Siguiendo esta pauta, una melodía en Do Mayor, por ejemplo, tendería a comenzar y terminar en la nota Do, Mi o Sol.
Esto se cumple sobre todo en la última nota. En la primera suele haber más excepciones.
Repito: no es que sea una norma o algo establecido, pero suele ser una pista para reconocer la tonalidad y escala de la melodía.
Piénsalo desde el lado del compositor: si quiero que algo suene en la tonalidad de Re Mayor, lo lógico es reafirmarse en esa tonalidad, bien al principio o al final (o en ambos), para que el oído efectivamente sienta que estamos en Re Mayor.
Igualmente no se trata de una norma, ya que si el compositor quiere sorprender con una tonalidad inesperada, puede que no empiece o termine de forma tan obvia: reafirmando la tonalidad, por ejemplo, tan sólo en la zona intermedia; o comenzando en grados distintos de la tónica.
Como estamos comenzando la melodía que te he presentado es de las fáciles, empieza o termina en la tónica o la 3ª.
Además, nuestra melodía empieza en la nota MI y termina en la nota DO, luego es muy probable que la melodía esté en Do Mayor (Tónica = Do; 3ª= Mi).
Perfil melódico, acentos y compás
Cuando escuchamos dos notas distintas, o la primera es más aguda que la segunda, o bien la primera es más grave (o las dos son la misma, un unísono)
Es quizás el primer paso para aprender a escuchar cualquier melodía. De una nota a la siguiente, ¿sube o baja? Con ello podemos ir creando un perfil melódico (en nuestra cabeza o en el papel) que se parece mucho a cómo quedará finalmente en la partitura.
Podemos comprobar que nuestro ejemplo está formado por dos frases similares que empiezan en la nota MI y que la melodía sigue un perfil similar al siguiente:
Tras hacer el primer boceto del perfil, el siguiente paso sería localizar las notas extremas (en las que la melodía pasa de subir a bajar, o viceversa) y los pulsos del compás.
Para ello, en primer lugar debes detectar qué notas están situadas en los tiempos fuertes del compás.
En el siguiente audio se destacan las partes fuertes de cada compás:
Antes de cada nota en tiempo fuerte se situará una barra de compás, lo que te ayudará a detectar los tiempos, la división, la subdivisión, y finalmente el compás.
Observando las dos últimas negras podemos deducir que el compás es 2/4.
Reconocer intervalos
Éste es, sin duda, el paso más complicado.
El quid de la cuestión.
Así que hazte a la idea de que no es sencillo distinguir todos los saltos que se pueden dar en una octava.
En nuestro ejemplo, todos los intervalos que suenan son conjuntos (2ª mayor o 2ª menor), subiendo o bajando la escala de Do Mayor.
Este hecho facilita mucho la localización de cada nota.
Una vez que tenemos los pulsos más importantes y las notas principales, podemos ir definiendo el perfil con el número de notas exactas que suenan (aunque no sepamos aún la duración de cada una).
Para melodías más complicadas deberás entrenar ejercicios del tipo:
- Distinguir una 2ª menor de una 2ª Mayor
- Distinguir una 3ª menor de una 3ª Mayor
- Reconocer una 4ª y una 5ª Justa
- Reconocer una 4ª aumentada (o 5ª disminuida)
- Distinguir una 6ª menor y una 6ª Mayor
- Distinguir una 7ª menor y una 7ª Mayor
Otra forma de abordar la melodía sería reconocer cuándo suena una determinada nota (por ejemplo: Do), si no logras reconocer algunas cercanas o algunos saltos muy grandes.
Reconocer duraciones
Perfecto, ya hemos conseguido describir la altura de cada nota completamente en una partitura.
Pero nos queda algo fundamental, saber cuánto dura cada nota y en qué compás nos estamos moviendo.
Si escuchas atentamente la melodía comprobarás que existen tres fórmulas rítmicas con las que están escritos todos los compases: negra-corchea-corchea, 4 corcheas o 2 negras.
Conociendo el ritmo ya podemos asignar las duraciones de cada nota. Si el compás tiene:
- 2 notas: 2 negras
- 3 notas: Negra – corchea – corchea
- 4 notas: 4 corcheas
Y… ¡listo! Ya tenemos la melodía en forma de partitura.
Nota importante: ¿2/4 o 4/4?
Si observas la partitura original, verás que:
- El compás es en realidad 4/4
- En lugar de corcheas se emplean negras
¿Qué está pasando?
En principio podría parecerte que todo lo que he explicado antes no ha servido para nada.
Nada de eso. Me viene bien para explicarte varias cosas.
Primer problema: los pulsos
Cuando intentamos escribir de oído una melodía, a no ser que nos lo digan, no sabemos el compás.
Un 2/4 y un 4/4 pueden llegar a ser muy similares, ya que los pulsos de un 2/4 son del tipo: Fuerte-Débil-Fuerte-Débil-etc…, mientras que los de un 4/4 serían: Fuerte-Débil-Semifuerte-Débil-etc…
Esta leve diferencia en el tercer tiempo de un 4/4 (Semifuerte) con respecto al primer tiempo de un 2/4 (Fuerte), hace que, si no nos avisan (y el intérprete no es muy preciso), lo acabemos escribiendo indistintamente en uno u otro compás.
Lo he visto muchas veces y en mi experiencia nunca me he encontrado a un profesor que evalúe negativamente este punto.
Segundo problema: el tempo
Y además, no es sólo que se parezcan entre sí de esta forma, es que si tenemos en cuenta el tempo… ¡pueden llegar a ser casi lo mismo!
Te pongo el siguiente caso. Imagina un compás de 2/4 (dos negras) donde una negra dura 1 segundo (negra=60 bpm) y que está relleno por 4 corcheas (el 2º compás del dictado que hemos visto, por ejemplo)
Este compás durará 2 segundos (2 negras) y cada corchea durará medio segundo, ¿cierto?
Ahora imagina un compás de 4/4 donde una negra dure medio segundo (dobel de tempo, negra=120 bpm) y completo con 4 negras.
Bien, ese compás también durará 2 segundos (0,5×4) y cada negra durará medio segundo.
Si no hay mucha diferencia en los acentos van a sonar exactamente igual. Es decir, que una persona podría estar escuchando un 2/4 en corcheas y otra un 4/4 en negras, tan tranquilamente (a no ser que te digan el tempo o el compás, nuevamente).
Te has quedado con el cacao que hay, ¿no?
Si yo tuviese que corregir el dictado y no hubiese dicho ni compás ni tiempo ni primera figura ni nada de nada, hubiese dado por buenas las 3 versiones que te he presentado en éste apartado. Todas suenan y duran lo mismo.
Yo mismo no he tenido la precaución de ver la partitura original antes de escribir el artículo y compuse el dictado simplificando mentalmente la melodía, colocando un 2/4 y figuras con la mitad de duración. Por eso como transcripción de la obra original no es correcto (ya que el tempo, figuras, etc… que aparecerá en la obra original y en el dictado serán distintos) pero como ejercicio es completamente válido.
Así que, si no te dan datos sobre compás, tempo, etc… no te preocupes si pones un 2/4 en vez de un 4/4 (o viceversa).
Última nota que me gustaría comentarte. Como compositor muchas veces he tenido la duda de si colocar un determinado tempo o figuras, ya que existen varias formas de escribir un pasaje que, al final, «suena» igual (como hemos visto).
Mi guía en este caso, cuando he dudado por ejemplo entre colocar un tempo de 60 bpm o doblar la duración de las figuras y ponerlo a 120 bpm, ha sido fijarme en el carácter general de lo que estaba componiendo, de la obra en sí. Para eso, una buena referencia son los nombres que se emplean típicamente para hablar del tempo en la música (¿la obra es lenta? ¿Alegre? etc.) y en base a eso decidir el tempo y la figuración.
Últimos consejos
Algunos de estos pasos no tienen por qué seguir el orden que indico, aunque suele ser el más habitual.
Por ejemplo, algunos reconocen la tonalidad antes que la primera nota (ya que reconocen alguna zona intermedia, o tienen entrenado el oído), o el compás antes que las alturas de cada nota.
La forma de abordar la melodía cambia mucho en función del contexto: este orden es indicado en pruebas donde no se tiene el control del audio (exámenes de dictados, etc…). Si se hace por gusto y se puede parar la melodía, quizás conviene intentar delimitar el perfil melódico junto con las duraciones, compás a compás.
Cuando vayas teniendo experiencia, el paso del perfil melódico lo harás mientras dibujas las notas, directamente.
Lo importante es realizar todos los pasos para concretar la melodía en una partitura.
Muchas gracias por haber leído el artículo, espero que te haya sido útil. Publicaremos más artículos de Educación Auditiva donde iremos complicando el asunto poco a poco. 😀
Si tienes cualquier duda, ¡nos vemos en los comentarios!
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